Una buena alimentación mejora la salud y el rendimiento cognitivo en personas con síndrome de Down

Hoy 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación Saludable, recordamos la importancia de una dieta rica en proteínas de calidad, verduras, cereales integrales y grasas saludables. No sólo para prevenir la obesidad en personas con síndrome de Down, para la que son más propensas que el resto de la población, sino además para mejorar su capacidad cognitiva.

Así lo evidencia el estudio europeo GO-DS21, en el que participan el Hospital del Mar Research Institute y el Centro de Regulación Genómica (CRG). Las primeras conclusiones se presentaron el pasado 21 de marzo con motivo del Día Mundial del Síndrome de Down.

GO-DS21 es una iniciativa de investigación internacional (programas científicos europeos HORIZONTE). Cuenta con la participación de doce centros de seis países europeos y analiza los factores genéticos, epigenéticos y ambientales que influyen en la salud de las personas con síndrome de Down, especialmente la relación entre obesidad y función cognitiva.

Entre sus principales conclusiones, se destaca que una alimentación rica en nutrientes de calidad se asocia a mejores puntuaciones en los test de coeficiente intelectual.

Además, se explicó que los hábitos alimentarios de las familias —especialmente de las madres— influyen directamente en la alimentación de las personas con síndrome de Down. Es algo muy relevante teniendo en cuenta que, según señaló en la presentación del estudio la experta Mara Dierssen, líder del Grupo de Neurobiología Celular y de Sistemas en el CRG, “en el síndrome de Down encontramos una predisposición genética a la preferencia por los alimentos dulces o alimentos de alto contenido en grasa».

Por su parte, el Dr. Rafael de la Torre, también investigador del proyecto, destacó que: “los resultados del estudio ofrecen nuevas perspectivas sobre los factores complejos que contribuyen al sobrepeso y a la obesidad en individuos con síndrome de Down, indicando que una combinación de intervenciones dietéticas y de estilo de vida saludable puede resultar beneficiosa no solo para prevenir la obesidad sino también para mejorar su rendimiento cognitivo».

En próximas semanas esperamos realizar un Webinario con miembros del equipo investigador para poder profundizar y explicar en detalle estas conclusiones.

Para más información sobre salud y alimentación en personas con síndrome de Down, puedes consultar estos recursos de DOWN ESPAÑA:

Miranza y Down España se unen para mejorar la salud visual de las personas con síndrome de Down

El 75 % de las personas con síndrome de Down presenta problemas visuales. Los más comunes son los derivados de defectos refractivos —como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo—, además del estrabismo y las cataratas.

Sin un seguimiento oftalmológico adecuado, estas afecciones pueden perjudicar de forma significativa al desarrollo cognitivo, la comunicación y la autonomía personal. Hay que saber que las patologías oculares suelen evolucionar más rápido en las personas con síndrome de Down. Por ello, resulta fundamental contar con protocolos de detección precoz y con profesionales capacitados para ofrecer una atención adaptada a sus necesidades específicas.

Con el objetivo de mejorar la salud ocular que de las personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales, en DOWN ESPAÑA hemos firmado un acuerdo con Miranza, el grupo oftalmológico líder en nuestro país.

Esta colaboración contempla una sesión formativa para familiares de pacientes con síndrome de Down en la que se abordarán las principales patologías oculares y su posible tratamiento. Además, todos los usuarios de alguna de nuestras entidades federadas tendrán un descuento del 20% en las clínicas del grupo Miranza (basta con solicitar cita en la página Web del Grupo y mencionarlo). También contarán con la posibilidad de hacer consultas y recibir orientación sobre temas relacionados con la salud ocular. Para ello, las familias pueden escribirnos un correo con su consulta a downespana@sindromedown.org, y les pondremos en contacto con expertos oftalmólogos de Miranza.

Agustín Matía, director gerente de DOWN ESPAÑA, señala la importancia de este convenio para la mejora de la calidad de vida de las personas con síndrome de Down: “La salud visual es un aspecto fundamental del bienestar general y de la funcionalidad de vida. Este acuerdo con el grupo Miranza, a quienes agradecemos su compromiso, nos permitirá mejorar y mantener la salud ocular de las personas de nuestro colectivo».

Por su parte, Ramón Berra, director general de Miranza, explica: «poder poner al servicio de este colectivo nuestro conocimiento médico, nuestra red de clínicas especializadas y el trabajo conjunto con una entidad de referencia, nos permitirá ofrecer una atención de mayor calidad, pero también impulsar una transformación en la forma en que el sistema sanitario se relaciona con las personas con discapacidad intelectual”.

Para más información sobre la salud oftalmológica de las personas con síndrome de Down, recomendamos nuestro Programa Español de Salud de Personas con Síndrome de Down, disponible haciendo click aquí.

Dra. Ortega: “La salud mental debe ser parte integral del seguimiento médico de las personas con síndrome de Down”

Afortunadamente, la salud mental ha cobrado relevancia en los últimos años y la sociedad empieza a prestar más atención a un aspecto clave del bienestar general.

En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, en DOWN ESPAÑA entrevistamos a la doctora María del Carmen Ortega, psiquiatra especializada en síndrome de Down y miembro del Comité Médico Asesor de DOWN ESPAÑA, para profundizar en el bienestar mental de las personas de nuestro colectivo, en las barreras que siguen existiendo en el ámbito clínico y social y en los avances necesarios para garantizar una atención verdaderamente inclusiva en este ámbito.

¿Cuáles son las afecciones de salud mental más frecuentes en personas con síndrome de Down y cómo suelen manifestarse?

Las patologías más comunes en este colectivo incluyen: los trastornos adaptativos secundarios a factores psicosociales adversos o cambios vitales, los trastornos de ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y las alteraciones del comportamiento.

Las tres primeras pueden manifestarse como miedos intensos, evitación de situaciones, síntomas físicos en forma de somatizaciones ansiosas, un estado de ánimo decaído, retraimiento social, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, cambios en el apetito o el sueño y una afectación o disminución del lenguaje verbal comunicativo.

¿Por qué considera que todavía existe cierta invisibilización sobre este tema?

La tendencia a silenciar el ámbito de la salud mental en personas con síndrome de Down se debe a múltiples factores.

En primer lugar, existe una falta de formación especializada entre los profesionales de la psiquiatría y de la psicología para atender adecuadamente a personas con discapacidad intelectual. Además, los estigmas sociales y culturales tienden a minimizar o malinterpretar los síntomas emocionales, atribuyéndolos erróneamente a la discapacidad en sí.

Las dificultades en la comunicación también impiden que las personas expresen lo que sienten, lo que complica el diagnóstico. Asimismo, la percepción, explícita o implícita, de que no resulta relevante intervenir ante una alteración mental en personas con discapacidad intelectual, bajo el supuesto de que su calidad de vida está irremediablemente limitada, contribuye a la desatención. Esta actitud puede llevar a una infravaloración de las posibilidades de mejora y bienestar, perpetuando la idea errónea de que cualquier intervención carece de sentido o impacto en su vida cotidiana.

¿Cuáles son los factores de riesgo más comunes que pueden desencadenar una afección de salud mental en una persona con síndrome de Down?

Son factores muy variados. Por un lado, destacan los cambios importantes en la vida, como los duelos, las mudanzas o la pérdida de rutinas, que pueden generar un gran impacto emocional. También es fundamental considerar problemas médicos no diagnosticados, como el dolor crónico, el hipotiroidismo o la apnea del sueño, que a menudo pasan desapercibidos y pueden manifestarse como alteraciones conductuales o emocionales.

 Además, los entornos poco estimulantes o incluso excluyentes, así como la falta de oportunidades para la autonomía y la participación social, incrementan el riesgo de desarrollar síntomas como estrés, ansiedad o depresión.

Todo esto se ve agravado si la persona no cuenta con un entorno de apoyo que facilite su crecimiento y la adaptación a los cambios o la resolución de dificultades.

Por eso, es esencial prestar atención tanto a los factores médicos como a los psicosociales y promover entornos que favorezcan el bienestar integral de las personas con síndrome de Down.

¿Qué señales de alarma deberían tener en cuenta las familias y profesionales para detectar a tiempo posibles patologías?

Las señales de alarma incluyen cambios repentinos en el comportamiento o el estado de ánimo, pérdida de habilidades previamente adquiridas, aislamiento social o disminución de la comunicación, alteraciones en el sueño, apetito o higiene personal, y aparición de conductas repetitivas. También se debe prestar atención a la disminución del interés por actividades que antes disfrutaban, la irritabilidad persistente y la apatía.

Estas señales pueden indicar la presencia de una alteración psiquiátrica que requiera una evaluación especializada.

 -¿Qué papel juega la prevención en el bienestar emocional de las personas con síndrome de Down?

La prevención es fundamental para promover el bienestar emocional. En este sentido, destaca la importancia de mantener rutinas, ofrecer apoyo emocional especialmente ante cambios o circunstancias adversas, educar sobre emociones, habilidades sociales y tolerancia a la frustración, detectar tempranamente síntomas físicos y psicológicos, y crear entornos saludables.

La prevención también implica fomentar la autonomía, la participación activa en la comunidad y el acceso a actividades significativas que refuercen la autoestima y el sentido de pertenencia.

¿Qué papel tiene la identidad en la salud mental de las personas con síndrome de Down?

El término identidad hace referencia al conjunto de características que hacen que una persona se perciba a sí misma como única y diferente de los demás.

Una identidad positiva fortalece la salud mental en cualquier individuo.  Es esencial que la persona se reconozca como digna y valiosa, tenga espacios para expresarse y ser escuchada. La construcción de una identidad sólida implica el reconocimiento y la aceptación de las propias limitaciones, así como de las capacidades de desarrollo. Cuando apoyamos a las personas con discapacidad intelectual para que desarrollen su identidad, les ayudamos a fortalecer su autoestima y, por lo tanto, su salud mental.

¿Cómo influye el entorno (asociación, centro de estudios, amigos…) en la salud mental de las personas con síndrome de Down?

El entorno tiene un impacto directo en la salud mental en cualquier individuo. Un entorno que favorezca la propia valía y dignidad de cada persona, su adaptación y aceptación con sus limitaciones y fortalezas, y el sentido de pertenencia, estimula y motiva al bienestar emocional, reduce el estrés y la ansiedad.

Los diversos entornos que tengan relación con una persona con discapacidad intelectual deberían ofrecer oportunidades en un ambiente respetuoso, accesible y enriquecedor. En este sentido, es fundamental reconocer que las personas con síndrome de Down aportan valores esenciales a la sociedad, como la empatía, la generosidad, la autenticidad, la alegría y la capacidad de generar vínculos afectivos profundos, entre otros.

¿Qué barreras existen actualmente para que las personas con síndrome de Down accedan a apoyo psicológico o psiquiátrico adaptado a sus necesidades?

Las principales barreras incluyen la escasez de recursos en términos de profesionales, centros y unidades, especializados en el ámbito de la psiquiatría y la psicología en personas con discapacidad intelectual y, en concreto, en personas con síndrome de Down.

Además, existe una falta de conciencia sobre la importancia de su salud mental, y en muchos casos no se diagnostican adecuadamente los trastornos que puedan presentar. Incluso cuando se realiza un diagnóstico, este puede ser erróneo o incompleto, lo que conlleva que no se les proporcione la modalidad de tratamiento más adecuada a sus necesidades específicas.

Bajo su punto de vista, ¿deberían formar parte habitual de los equipos de revisión médica de las personas con síndrome de Down los profesionales de salud mental?

La salud mental debería ser un aspecto integrado en el seguimiento médico habitual de las personas con síndrome de Down. No implica que todas deban ser valoradas por un especialista en psiquiatría, sino que sus médicos de referencia estén capacitados para explorar alguna posible alteración en su estado emocional.

En caso de detectar indicios de alteración, se podría valorar la derivación a psiquiatría u otros profesionales especializados, favoreciendo así una atención temprana, coordinada y adaptada a las necesidades individuales.  

¿Qué ideas clave consideras imprescindible transmitir a familias y profesionales sobre la salud mental en el síndrome de Down?

Las ideas clave incluyen que la salud mental es tan importante como la física; que las personas con síndrome de Down pueden experimentar alteraciones emocionales o del comportamiento susceptibles de ser tratadas; que la detección temprana y el apoyo adecuado marcan una diferencia.

Es fundamental promover una visión integral de la persona, que contemple sus emociones, relaciones, aspiraciones, fortalezas y limitaciones.

María del Carmen Ortega, psiquiatra especializada en síndrome de Down y miembro del Comité Médico Asesor de DOWN ESPAÑA

DOWN ESPAÑA y Multiópticas lanzan una colección de gafas diseñadas para niños con síndrome de Down

El 75 % de las personas con síndrome de Down presenta problemas visuales. Además, existe una serie de características faciales y necesidades específicas que dificultan el ajuste de las monturas al rostro de las personas de nuestro colectivo. Por esta razón, Multiópticas presenta su nueva colección de gafas “mó Kids”, desarrollada en colaboración con DOWN ESPAÑA.

Se trata de una línea de lentes infantiles diseñada para adaptarse a las necesidades de los niños con síndrome de Down: gafas más cómodas, resistentes y seguras, con puentes bajos y apoyos nasales adaptados a su fisionomía y con diseños que apuestan por la funcionalidad.

La colección “mó kids”, ya disponible bajo el lema «Diseñadas con y para ellos, para construir un futuro más inclusivo», ha sido creada a partir de un proceso de escucha activa a familias y a expertos en salud visual. Además, parte de los beneficios obtenidos con su venta se destinará a programas de DOWN ESPAÑA para mejorar la calidad de vida y la inclusión de las personas con síndrome de Down en nuestro país.

En palabras de Agustín Matía, director gerente de DOWN ESPAÑA, “la incidencia de patologías visuales en las personas con síndrome de Down es mayor que en el resto de la población y, muy a menudo, con una evolución más rápida. Por eso, cualquier apoyo para mejorar su funcionalidad será clave en su bienestar en su inclusión”

“Estamos muy agradecidos a Multiópticas por su implicación en esta iniciativa, que supondrá un avance importante en el bienestar y en la mejora de la salud visual de los menores de nuestro colectivo”, añade Matía.

Por su parte, Salomé Suárez, directora de Corporativo y Fundación Multiópticas, señala que esta colaboración ofrece “una solución real y tangible”. “No se trata solo de diseñar gafas, sino de derribar barreras. Estamos orgullosos de que nuestro conocimiento pueda contribuir directamente a la autonomía y felicidad de los más pequeños», señala.

Desde DOWN ESPAÑA, animamos a las familias de niños con síndrome de Down que necesiten gafas a conocer esta colección pensada y diseñada para ellos.

María Carmona: “Las personas con síndrome de Down han sido excluidas de los ensayos clínicos de tratamientos para el Alzheimer”

La enfermedad de Alzheimer afecta a más del 85% de las personas con síndrome de Down a partir de los 65 años. Por ello, desde DOWN ESPAÑA, en el marco del Día Mundial del Alzheimer, que se celebra este domingo 21 de septiembre, insistimos en la necesidad de proporcionar a las personas del colectivo estrategias y hábitos saludables para retrasar, en la medida de lo posible, la aparición de los primeros síntomas y recordamos la importancia de la investigación, pues solo gracias a ella será posible prevenirla, tratarla y mejorar la calidad de vida de los pacientes y de sus familias.

Entrevistamos a María Carmona-Iragui, neuróloga del Centro Médico Barcelona Down de la Fundació Catalana Síndrome de Down e investigadora de la Unidad de Memoria del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, para saber más sobre las investigaciones que se están llevando a cabo en relación al Alzheimer y al síndrome de Down a nivel internacional y en el equipo de la experta.


– ¿Cuáles han sido los últimos hallazgos relevantes sobre la relación entre el síndrome de Down y el Alzheimer?

Hoy sabemos con certeza que prácticamente todas las personas con síndrome de Down desarrollarán la enfermedad de Alzheimer (EA) si viven lo suficiente. La causa está en el cromosoma 21 extra, que incluye, entre otros, el gen APP (gen de la proteína precursora del amiloide), clave en la producción de la proteína beta-amiloide. Por este motivo, el síndrome de Down se considera una forma genéticamente determinada de EA.

En los últimos años, hemos podido afinar el “reloj biológico” de la EA en el síndrome de Down: las personas del colectivo comienzan a acumular proteína amiloide desde edades tempranas de la vida y, con los años, se van desarrollando los procesos de la EA, hasta que, a los 40 años, las características microscópicas de la EA ya están presentes en el cerebro de prácticamente todas las personas con síndrome de Down.

Los síntomas de la enfermedad, sin embargo, suelen ser más tardíos, apareciendo, de media, sobre los 50-55.

El desarrollo de biomarcadores, tanto bioquímicos como de neuroimagen, ha permitido caracterizar el largo proceso de la EA y ahora somos capaces de detectarla de una manera menos invasiva y más precoz.

– ¿Qué se está investigando actualmente a nivel nacional o internacional? y, ¿en vuestro equipo?

Afortunadamente, en los últimos años, el interés y la inversión en investigación en este campo ha despertado y ha permitido el desarrollo de grandes cohortes o consorcios internacionales que siguen a personas con síndrome de Down, como el DABNI, TRC-DS, ABC-DS o el Horizon, que permiten estudiar más a fondo la EA en el síndrome de Down y armonizar protocolos para trabajar de manera homogénea.

En nuestro equipo seguimos impulsando la cohorte DABNI (por sus siglas en inglés, de Down Alzheimer Barcelona Neuroimaging Initiative), una cohorte poblacional, basada en un plan de salud, que incluye más de 1100 adultos con síndrome de Down.

En este contexto, seguimos estudiando la EA a través de la caracterización clínica y cognitiva de los adultos con síndrome de Down y del desarrollo de diversos biomarcadores (bioquímicos, de neuroimagen y neurofisiológicos), solos o en combinación, con el fin de conocer mejor los distintos procesos que ocurren de la EA y poder identificar dianas terapéuticas.

También estamos colaborando de forma activa en el diseño y reclutamiento de participantes en ensayos clínicos con tratamientos modificadores de la EA y estamos poniendo en marcha un ensayo clínico independiente multicéntrico nacional.

– ¿Existen pautas o recomendaciones médicas que puedan retrasar la aparición de los primeros síntomas del Alzheimer en personas con síndrome de Down?

Actualmente, no hay una medicina que evite o cure la enfermedad, pero sí sabemos que tratar bien algunos factores, que también ocurren con frecuencia, es fundamental.

La apnea del sueño, los problemas de tiroides, la epilepsia, las limitaciones visuales o auditivas o la depresión, si no se abordan, pueden no solo confundirse con la EA, sino que podrían acelerar el deterioro cognitivo. Por eso, recomendamos no esperar a que aparezcan los problemas cognitivos y realizar evaluaciones especializadas anuales a partir de los 35 años con cribados cognitivos adaptados. Además, un estilo de vida saludable, incluyendo actividad física, dieta equilibrada, interacción social y estimulación cognitiva, puede ser beneficioso y siempre se recomienda.

– ¿Se están probando posibles medicamentos que frenen los síntomas del Alzheimer en personas con síndrome de Down?

Sí. Los ensayos clínicos dirigidos a la EA en personas con síndrome de Down han sido limitados históricamente; sin embargo, el creciente reconocimiento del riesgo casi universal de EA en el síndrome de Down ha llevado a un mayor enfoque en la investigación clínica personalizada.

El ensayo ABATE, por ejemplo, que prueba la eficacia y seguridad de un fármaco anti-amiloide, está en fase de reclutamiento a nivel mundial.

Se trata de la vacuna ACI-24, probada anteriormente en un ensayo que incluyó a pacientes con síndrome de Down. La vacuna fue segura y bien tolerada, generó la respuesta inmunológica esperada.

Por otro lado, el estudio ALADDIN (por sus siglas en inglés, de Amyloid Lowering for Alzheimer’s in Down’s Donanemab INvestigation), específicamente diseñado para personas con síndrome de Down, estudiará la seguridad y tolerabilidad del donanemab, uno de los nuevos fármacos anti-amiloide ya aprobados en Estados Unidos para el tratamiento de pacientes con EA en la población general.

Finalmente, próximamente se pondrá en marcha el ensayo LESS-AD (por sus siglas en inglés, de LEvetiracetam to prevent Seizures in adults with Down Syndrome and Alzheimer’s Disease), un ensayo clínico multicéntrico nacional, de investigación independiente, que pretende estudiar el papel de un fármaco antiepiléptico bien conocido como preventivo de crisis epilépticas en la EA sintomática en adultos con síndrome de Down.

– ¿Para cuándo se espera la comercialización de algún medicamento de ese tipo?

Los avances recientes en el tratamiento de la EA en la población general se han centrado en terapias dirigidas a la proteína amiloide, una proteína distintiva implicada en la patología de la EA.

El Lecanemab ya está autorizado en Europa desde este año, si bien todavía no ha llegado a administrarse en España, y Donanemab ha recibido una opinión positiva de la Agencia Europea del Medicamento, por lo que se espera su aprobación inminente.

Sin embargo, a pesar de su potencial, no existe evidencia para el uso de estas terapias en personas con síndrome de Down, ya que fueron excluidas de estos estudios.

Esta exclusión es especialmente preocupante dado el mayor riesgo de anomalías en las imágenes relacionadas con el amiloide (ARIA), un efecto secundario conocido de estas terapias, que, si bien no ha quedado todavía demostrado, podría verse exacerbado en personas con síndrome de Down. Por ello, es necesario realizar estudios de eficacia y seguridad específicos en población con síndrome de Down, con la monitorización necesaria, que determinen si este mayor riesgo teórico se traduce en resultados reales de ARIA.

– ¿Por qué es importante que las familias y las propias personas con síndrome de Down se involucren en los ensayos clínicos relacionados con el Alzheimer?

En primer lugar, porque su participación va mucho más allá de ser “pacientes” en un estudio o cuidadores. Cada vez, se está extendiendo más el concepto de co-investigadores refiriéndose a que los pacientes y cuidadores tengan voz en la investigación: su experiencia, sus prioridades y su visión del día a día son fundamentales para orientar la investigación hacia lo que realmente importa.

 Ellos pueden ayudarnos a definir qué cambios cognitivos o conductuales son más relevantes, qué pruebas son más fáciles de realizar o qué barreras existen para acudir a una visita.

Por otro lado, porque sin su participación e implicación no habrá datos que nos permitan saber si los tratamientos realmente funcionan en esta población. Históricamente, las personas con discapacidad intelectual han estado excluidas de la investigación, lo que ha generado una gran injusticia: justo quienes más riesgo tienen de EA son quienes menos se han beneficiado de los avances. Incluirles es, por tanto, una cuestión de equidad y de rigor científico.

– ¿Qué beneficios concretos puede aportar esa participación tanto a nivel individual como a nivel colectivo?

A nivel individual, supone un acceso temprano a diagnósticos avanzados, un seguimiento médico estrecho y, en algunos casos, la posibilidad de beneficiarse de un tratamiento prometedor.

A nivel colectivo, la participación genera conocimiento que servirá para validar biomarcadores, adaptar herramientas cognitivas y, en última instancia, acelerar la llegada de terapias efectivas para toda la comunidad con síndrome de Down.

– ¿Qué barreras suelen encontrar las familias a la hora de participar y cómo se podrían superar?

Las familias y los cuidadores pueden dudar a la hora de animar a su familiar/ persona a cargo con síndrome de Down a participar en ensayos clínicos debido a cuestiones éticas (desarrollar un poco la idea de que es complejo y una gran responsabilidad consentir participar en un ensayo clínico en nombre de otra persona porque tiene discapacidad intelectual y deterioro cognitivo).

Asimismo, las preocupaciones sobre la seguridad, la falta de confianza en las instituciones de investigación o la percepción de que la persona podría no beneficiarse directamente de la participación podrían también jugar un papel.

La retención en estudios que requieren seguimiento es igualmente difícil, especialmente en estudios a largo plazo que requieren procedimientos invasivos, visitas frecuentes o intervenciones complejas.

La participación sostenida en las actividades derivadas de un ensayo clínico en pacientes con síndrome de Down requiere la participación activa de los cuidadores, lo que puede complicarse por las exigencias de tiempo y la fatiga emocional. Apoyar a los cuidadores mediante programas específicos, actividades de extensión comunitaria y diseños de ensayos optimizados que reduzcan la carga y garanticen la calidad de los datos es esencial para mejorar la retención y la participación.

– ¿Se ha tendido a excluir a las personas con síndrome de Down de los ensayos clínicos sobre Alzheimer?, ¿Por qué?

Sí, hasta estos estudios más recientes que ya se han comentado, las personas con síndrome de Down han sido sistemáticamente excluidas de los ensayos clínicos de tratamientos para la enfermedad de Alzheimer, incluyendo los ensayos fundamentales de Lecanemab (Clarity AD) y (Donanemab TRAILBLAZER-ALZ 2), que han mostrado recientemente su eficacia en la población en general.

Si bien el diagnóstico de síndrome de Down no se incluyó como criterio de exclusión formal, la mayoría de los ensayos excluyeron a personas con discapacidad intelectual o trastornos del neurodesarrollo preexistentes, lo que indirectamente excluyó a la población con síndrome de Down.

Además, los criterios de elegibilidad relacionados con la edad, el rendimiento cognitivo o las afecciones médicas coexistentes pueden haber limitado aún más la participación.

El ensayo del Lecanemab incluyó a participantes de 50 a 90 años, y el ensayo de Donanemab incluyó a participantes de 60 a 85 años; estos rangos de edad no se corresponden con la aparición más temprana de la EA en la población con síndrome de Down, que suele comenzar en la cuarta o quinta década de la vida.

En términos más generales, la mayoría de los ensayos de EA incluyen criterios de elegibilidad por edad que no incluyen a los adultos más jóvenes con síndrome de Down, quienes presentan el mayor riesgo.

Además, las medidas de resultado utilizadas para evaluar el cambio cognitivo y funcional no están adaptadas ni validadas para personas con discapacidad intelectual. Aunque estos factores no eran criterios de exclusión formales, hicieron que la participación fuera inviable para las personas con síndrome de Down.

– ¿Qué se está haciendo actualmente para poder contar con las personas con síndrome de Down en los estudios?

Los ensayos deben implementar criterios inclusivos para ensayos clínicos, garantizando la representación de las personas con síndrome de Down y la generalización de los hallazgos a esta población.

Además, las estrategias de reclutamiento comunitario son esenciales para asegurar una amplia participación en los ensayos clínicos. La participación de las familias, los cuidadores y las organizaciones relacionadas con el síndrome de Down en el diseño y el reclutamiento de los ensayos contribuirá a generar confianza y compromiso, lo que se traducirá en mayores tasas de retención y una mayor diversidad de participantes.

También se necesitan campañas de educación pública e iniciativas de divulgación. La colaboración entre grupos de apoyo, instituciones de investigación y compañías farmacéuticas será esencial para acelerar el desarrollo de tratamientos seguros y eficaces para la EA en el síndrome de Down.

 – ¿Qué responsabilidad tienen las farmacéuticas y los organismos reguladores en garantizar esa inclusión?

Tienen una responsabilidad enorme. Las farmacéuticas deben diseñar ensayos inclusivos, con medidas adaptadas y criterios realistas y los organismos reguladores, como la EMA o la FDA, deben exigir planes de diversidad que contemplen la discapacidad intelectual en general y a las personas con síndrome de Down, precisamente por su altísimo riesgo de sufrir los síntomas de la EA.

No se trata de un gesto de buena voluntad, sino de un requisito ético y científico para que los tratamientos realmente sean para todos.

MAPFRE y DOWN ESPAÑA colaboran para orientar a las familias en la planificación y protección patrimonial

Ayer, celebramos el webinario «Asegura tu futuro desde los 45 años» junto a nuestros colaboradores de MAPFRE para aclarar a las familias de personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales algunas cuestiones sobre las diferentes figuras legales y coberturas de seguros que les podrían interesar para proteger el patrimonio y la planificación financiera de sus familiares.

En la sesión intervinieron Agustín Matía, director gerente de DOWN ESPAÑA, Cecilia Jarabo y Reyes García, directora de oficina y directora comercial de MAPFRE de Madrid respectivamente, y Manuel París, asesor de DOWN ESPAÑA y responsable en Ubica Seguros.

Los tres asuntos clave de la charla fueron el patrimonio protegido, los planes de pensiones para personas con discapacidad y las soluciones para la protección familiar y planificación sucesoria.

Sobre el patrimonio protegido, Jarabo explicó que “se trata de una masa patrimonial diseñada para satisfacer las necesidades vitales de una persona con discapacidad en la que todos los bienes y derechos están sometidos a un régimen de administración y supervisión específico”.

Jarabo no detalló más sobre esta figura legal, puesto que en DOWN ESPAÑA hemos dedicado varios espacios a este asunto. (Consulta información sobre el patrimonio protegido haciendo click aquí).

La experta continuó su exposición comentando cómo son los planes de pensiones de las personas con discapacidad en nuestro país y cuáles han sido los últimos cambios legales que les afectan: quién puede acceder a ellos, qué cantidades se pueden aportar o cuáles son las reducciones de esas aportaciones, entre otros puntos.

Por su Parte, Reyes García, indicó otras soluciones de aseguramiento para la protección de los bienes familiares, como son los seguros de ahorro o los seguros de vida. “Son otras opciones que permiten decidir quiénes son los beneficiarios en caso de fallecimiento fuera de una herencia”, recalcó.

Para finalizar, los expertos insistieron en la importancia de diseñar “soluciones a medida” y de aprovechar las ventajas fiscales disponibles.

Además, las asesoras de MAPFRE indicaron que se encuentran a la disposición de las familias y entidades que deseen recibir información de manera gratuita y sin compromiso sobre los asuntos mencionados.

Contacto MAPFRE: info@altum25.com Telf: 661 268 401

Del mismo modo, desde DOWN ESPAÑA, también ofrecemos orientación y acompañamiento personalizado y de confianza en downespana@sindromedown.org

Webinario «Asegura tu futuro desde los 45 años»:

Educar desde otra mirada: la inclusión como meta posible

Comenzamos un nuevo curso escolar, y este no debería limitarse a retomar horarios, rutinas y programas. Ha de ser, sobre todo, una oportunidad para detenernos y preguntarnos: ¿estamos construyendo una escuela verdaderamente inclusiva, en la que cada estudiante tiene oportunidades para aprender y participar?

La educación es mucho más que transmitir conocimientos. Es una forma de mirar. La manera en que una escuela observa a su alumnado dice mucho de la sociedad que estamos construyendo. Y hoy, más que nunca, necesitamos una mirada inclusiva: una mirada que no se quede en las limitaciones, sino que descubra capacidades; que no vea problemas, sino oportunidades; que no etiquete, sino que acoja.

Hacer realidad la inclusión educativa no se consigue con un simple ajuste administrativo ni con una frase inspiradora en un documento oficial. Requiere un cambio profundo en la forma de concebir la diversidad. Mientras sigamos viendo la diferencia como un obstáculo, la tendencia será apartar, separar o segregar. Pero cuando logramos entender que la diversidad no es un problema, entonces descubrimos que la escuela puede y debe ser un espacio en el que nadie sobre, donde cada alumno y cada alumna es reconocido y valorado en su singularidad.

El verdadero cambio comienza con preguntas sencillas pero poderosas:
•¿Qué necesita este alumno para aprender?
•¿Qué fortalezas trae esta familia y el alumno o alumna, y cómo podemos apoyarnos en ellas?
•¿Qué puede aportar cada compañero y compañera para hacer que la clase sea más justa, más solidaria, más humana?
Es en esas preguntas donde nace la inclusión. Porque la inclusión no es un ideal lejano ni una meta utópica, es un derecho inmediato y concreto: el derecho de cualquier niño o niña a compartir aprendizajes con sus iguales, a ser parte de la vida escolar en plenitud.

Cada pequeño gesto en la escuela puede ser transformador. Cuando un docente ofrece múltiples formas de presentación para que su explicación sea comprendida, está haciendo inclusión. Cuando un grupo de compañeros invita a participar a quien suele quedarse al margen, está abriendo camino a la inclusión. Cuando una familia es escuchada y tomada en cuenta en la toma de decisiones, se fortalece la red inclusiva que sostiene el aprendizaje.

Este cambio de mirada no es sencillo ni inmediato. Requiere recursos, formación docente, apoyo institucional y compromiso político. Pero, sobre todo, exige convicción: la certeza de que todas las personas tienen derecho a aprender juntas. Que la diversidad enriquece, que la convivencia fortalece y que el aislamiento empobrece tanto a quien es separado como a quienes pierden la oportunidad de compartir con él o con ella.

La escuela inclusiva no es solo un beneficio para el alumnado con discapacidad o necesidades específicas, es un regalo para toda la comunidad educativa. Enseña a convivir, a respetar, a valorar lo distinto. Prepara ciudadanos más empáticos, más justos, más comprometidos. En definitiva, prepara una sociedad mejor.

Por eso, este nuevo curso debería servirnos como recordatorio y como desafío. Estamos a tiempo de cambiar la mirada. Estamos a tiempo de pasar de los discursos a la práctica, de las promesas a los hechos. La inclusión no puede seguir siendo un horizonte aplazado: tiene que ser la realidad que construyamos en cada aula, en cada recreo, en cada proyecto compartido.

Educar desde otra mirada significa reconocer que cada alumno y alumna cuenta, que sus voces deben ser escuchadas y valoradas. Porque no existe verdadera educación si no es inclusiva.

‘Quiero aprender contigo’: recursos para maestros

Garantizar la verdadera inclusión del alumnado con síndrome de Down es un reto complejo, pero no un problema si se cuenta con voluntad, compromiso y los recursos necesarios para ello.

Por eso, como parte de nuestra campaña ‘Qué es y qué no es la educación inclusiva’ para favorecer la educación de calidad para todo el alumnado, desde DOWN ESPAÑA, queremos ofrecer herramientas a los profesionales de la educación.

La atención a la diversidad implica reorganizar los recursos del centro para responder a las necesidades del alumnado dentro del marco legal y con la colaboración de toda la comunidad educativa. Supone superar el modelo tradicional donde todos los estudiantes hacen lo mismo, al mismo tiempo y con los mismos materiales. Para ello, es necesario diseñar materiales, aplicar distintas formas de agrupamiento, flexibilizar tiempos y grupos, y adoptar metodologías variadas con nuevos enfoques y estrategias.

Por ello, a lo largo de los años, nuestros expertos de la Red Nacional de Educación han elaborado multitud de publicaciones dirigidas a los docentes , y en esta ocasión, queremos compartir con ellos ‘Quiero aprender contigo’. Se trata de un conjunto de tres guías que, en palabras de nuestra experta en Educación Inclusiva, Mónica Díaz, «buscan apoyar a los docentes y a toda la comunidad educativa en la inclusión real del alumnado con síndrome de Down. Cada documento responde a una necesidad concreta, desde estrategias recomendables en aulas inclusivas a consejos sobre cómo establecer una buena comunicación con las familias del alumnado con síndrome de Down».

-Guía ‘Estrategias para la inclusión’, disponible haciendo click aquí.

– Guía ‘Coordinación y comunicación con las familias’, disponible haciendo click aquí.

-Guía ‘Aprendizaje del alumnado con síndrome de Down’, disponible haciendo click aquí.

Estas guías de vuelta al cole vienen acompañadas de la carta de un niño con síndrome de Down para su maestro en la que indica lo que necesita de cara a este nuevo curso:

-Que crean en sus capacidades

-Que les faciliten oportunidades reales de aprendizaje

-Que fomenten su participación

-Que realicen las adaptaciones necesarias para que puedan dar lo mejor de sí

-Que colaboren con sus familias

DOWN ESPAÑA exige que se deje de maquillar la realidad y se transforme el sistema educativo desde la raíz

Según el Informe 2024 sobre el estado del sistema educativo, en España, el 75 % del alumnado con discapacidad intelectual está escolarizado en centros ordinarios. Sin embargo, para DOWN ESPAÑA, una escuela ordinaria no es, por defecto, una escuela inclusiva. “Que un niño o una niña esté físicamente en un aula no significa que esté siendo realmente incluido”, asegura Mateo San Segundo, presidente de la entidad.

Para San Segundo, “seguimos confundiendo integración con inclusión. Cada día, miles de niños y niñas con síndrome de Down asisten a centros que no les garantizan su derecho a aprender en igualdad de condiciones, a participar plenamente ni a desarrollarse con los apoyos que necesitan. Esta falsa inclusión, continúa San Segundo, no es una anécdota: es una forma sistemática de vulneración de derechos humanos”.

Para DOWN ESPAÑA, para que exista educación inclusiva de verdad, deben cumplirse tres condiciones fundamentales, conocidas como las 3P de la inclusión:

  • Presencia: no basta con estar matriculado; hay que compartir espacios, tiempos y experiencias con el grupo.
  • Participación: no basta con observar; hay que ser escuchado, jugar, opinar, decidir y sentirse parte.
  • Progreso: no basta con estar presente; hay que avanzar, aprender y construir un futuro con expectativas altas y apoyos reales.

Ante esta realidad, coincidiendo con la vuelta a las aulas, y con el objetivo de desmontar los mitos y las barreras que siguen existiendo en el sistema educativo, DOWN ESPAÑA lanza la campaña ‘Qué es y qué no es la Educación Inclusiva” para trasladar un mensaje claro, directo y urgente: “muchas veces llamamos inclusión a lo que en realidad es exclusión encubierta.”

A través de una serie de vídeos protagonizados por personas con síndrome de Down y profesionales de apoyo, la campaña pone voz a quienes no están siendo escuchados y reclama que todos los alumnos puedan estar, participar y progresar en su aprendizaje #TanComoTú.

 Cada vídeo desmonta mitos y evidencia lo que aún falta para poder hablar reamente de una educación inclusión:

  • La inclusión es presencia real, no aislamiento en rincones del aula o en aulas segregadas.
  • La inclusión es participación activa, no ser un espectador pasivo de lo que hacen los demás.
  • La inclusión es progreso con sentido, es aprender y abrir posibilidades para su futuro laboral.
  • La inclusión es un derecho, no un privilegio. Está reconocido por la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, y el Estado está obligado a garantizarlo.

Por todo esto, DOWN ESPAÑA exige a las administraciones educativas y responsables políticos que dejen de maquillar la realidad con cifras y empiecen a transformar el sistema educativo desde la raíz porque, para Mateo San Segundo, “no se puede hablar de inclusión mientras se recorta en apoyos, se permite la segregación o se justifica el abandono”.

El presidente de la Federación confía en que el Plan Estratégico de Educación Inclusiva que está elaborando actualmente el Ministerio de Educación se convierta en una verdadera palanca de cambio, que garantice un sistema educativo realmente inclusivo en todas las etapas. “Solo una escuela que acoge y valora la diversidad, es una escuela que educa”, concluye San Segundo.

Mateo San Segundo: «Somos una organización de familias»

La mayoría de las 93 entidades que conforman Down España, nacieron de un grupo de familias que, en un momento determinado, establecieron un diálogo al comprobar que a sus hijos o hijas no les estaban llegando los apoyos y servicios que estaban necesitando y que consideraban imprescindibles.

Algunas de estas familias se reunieron hace ya más de cuarenta años y se encontraron en lugares donde atendían a sus hijos (hospital, centro de atención primaria, …).

Esa es la principal característica de nuestras asociaciones y de nuestra Federación y, también, nuestra gran fuerza. Somos un movimiento de familias que conocen a sus hijos, sus necesidades y su forma de ser y actuar y que entienden los pasos que hay que dar para conseguir la mayor autonomía posible para ellos y la menor dependencia. Somos familias que, muchas veces, sabemos más del síndrome de Down que muchos profesionales.

Tanto las asociaciones locales, como la Federación, están formadas por familias que hemos apostado por un proyecto de vida para nuestros hijos e hijas y una forma de hacer las cosas que nos identifica y caracteriza desde cómo afrontamos la atención temprana, cómo nos posicionamos en una apuesta a favor de la educación inclusiva y del empleo con apoyo o cómo luchamos para que nuestros hijos e hijas tengan una vida adulta digna y lo más independiente posible para llegar a una madurez y un envejecimiento activo.

Y todo eso, lo hacemos de una forma determinada y con la impronta que nos caracteriza y nos diferencia del resto de entidades que se ocupan de las personas con discapacidad intelectual. Somos familias luchadoras.

Las familias de las personas con síndrome de Down y las propias personas con síndrome de Down han sido y siguen siendo el motor de todos los cambios que se han producido en los últimos 50 años con respecto al síndrome de Down.

La mayor parte de los avances legislativos, de la percepción que se tiene actualmente en la sociedad de las personas con síndrome de Down o de los logros conseguidos en el ámbito médico se han conseguido gracias a la lucha de las familias y de las propias personas con síndrome de Down.

Para Down España los Encuentros de Familias que celebramos cada año, desde hace 24, son un acontecimiento muy importante, al que damos mucho valor. Para nosotros es el evento más importante del año junto con el Día Mundial del Síndrome de Down.

De hecho, en estos 24 años solo ha habido una edición de nuestro Encuentro que no se celebró de forma presencial: la del año de la pandemia por COVID-19. Aun así, no dejamos de hacerlo y organizamos el encuentro en formato online.

Desde los primeros años, en los que a los Encuentros asistían un centenar de personas, hasta la actualidad, a los que asisten entre 500 y 700 personas, las cosas han cambiado considerablemente.

Para la Federación, que es quién organiza esos Encuentros junto a una de nuestras asociaciones locales, este evento es la forma de rememorar cómo nacieron nuestras entidades y, sobre todo, cómo las familias nos comunicamos, intercambiamos experiencias, nos damos ánimos y nos contamos nuestras penas y alegrías.

En los Encuentros de Down España lo más importante son esos momentos de conversación, de diálogo, de compartir entre todos nosotros, sin olvidar la formación e información que recibimos y los momentos de tiempo de ocio, que tanto bien nos hacen cada año. En esa línea, queremos seguir insistiendo y potenciando, cada vez más, ese diálogo tranquilo y sosegado entre familias y entre las propias personas con síndrome de Down, que debería ser la esencia de los Encuentros.

Por eso, el interés que muestran muchas familias cada año cuando se lanza la inscripción nos reconforta y, a la vez, nos preocupa.

Nos preocupa que para muchos Encuentros haya menos plazas disponibles de las que necesitaríamos y que haya familias que se tengan que quedar en lista de espera y, en ocasiones, fuera del evento (lamentablemente, por motivos económicos y organizativos no podemos ofertar todas las plazas que nos gustaría).

Por un lado, nos gustaría atraer a familias jóvenes que no han participado nunca en un Encuentro y esperamos poder llegar a ellas y conseguir que asistan a los próximos, y, por otro, nos preocupa poder seguir manteniendo a las familias que cada año acuden y para las que este evento es un hito importante. Por último, nos inquieta que las familias que tienen menos recursos económicos se queden fuera del Encuentro por ese motivo.

Desde la Federación, seguimos trabajando en todos estos temas para encontrar soluciones y conseguir, no solo mantener los Encuentros anuales, sino mejorarlos. Y os aseguro que, ahora mismo, no es tarea fácil.

En diciembre, celebraremos el XXV Encuentro Nacional de Familias en Zaragoza, organizado junto a Up&Down. En estos momentos, ya tenemos el aforo completo y una lista de espera que confiamos poder acomodar antes de octubre. Entre todos conseguiremos un Encuentro fantástico que debe ir en la línea que manifestaba antes. Debe ser un momento de diálogo, de compartir, de intercambiar, de encontrarnos y abrazarnos para salir más reforzados y con más ánimos para defender a nuestros hijos  e hijas y seguir consiguiendo que sus vidas sean lo mejor posible.

Hemos logrado muchas cosas, pero no podemos pararnos porque aún queda mucho por hacer y nada se mantiene si no se defiende cada día.

Nos vemos en diciembre en Zaragoza.

Mateo San Segundo

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