Deporte20 Abr 20235 minutos de lectura

La gimnasia rítmica, un gran ejemplo de deporte inclusivo

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Los beneficios de practicar deporte a nivel físico y mental son indiscutibles, y si hablamos de deporte inclusivo, aún más. Las personas con discapacidad intelectual que practican deporte adquieren y mejoran ampliamente numerosas capacidades y habilidades sociales y físicas, además de mejorar su autoestima.

Afortunadamente, cada vez son más los clubes de diferentes disciplinas los que incluyen a personas con síndrome de Down u otra discapacidad intelectual en sus equipos. Baloncesto, fútbol, rugby, patinaje sobre hielo o gimnasia rítmica, son algunos ejemplos de ello, y cuando en DOWN ESPAÑA los conocemos, procuramos darles visibilidad.

En esta ocasión, hemos querido saber más sobre un pequeño club de gimnasia rítmica de Ibiza, donde entrena Aira, una niña con síndrome de Down de cinco años. Gracias al apoyo de sus padres y de Natalia Herrero, la directora y entrenadora del club, Aira puede disfrutar de la gimnasia rítmica en inclusión junto a niñas de su edad.


“Aira llegó al club con cuatro años porque sus padres decidieron que probara gimnasia rítmica para que hiciera un deporte que le ayudara en su desarrollo psicomotor y además que le sirviera para socializar con otras niñas. Pero tenían muy claro que querían que estuviera en un club inclusivo y no en un club que sólo tuviera niñas con discapacidad. Yo como entrenadora aposté por ella desde el primer momento tratándola como una más y fomentando el espíritu de equipo y de respeto entre las gimnastas”, explica Natalia Herrero, quien fundó el club en 2021.

Para esta gimnasta profesional y presidenta del club Es vedrà, recibir en su club a la pequeña Aira, quien está encantada entrenando con ella, le supuso un reto a nivel personal. “No tenía experiencia, y me generó incertidumbre por no saber gestionar sus necesidades y si se daba el caso, tener que mediar con el resto de compañeras, pero con el paso del tiempo, me he dado cuenta que la inseguridad era únicamente mía, que tengo un equipo maravilloso donde día a día se fomenta no sólo el deporte si no el trabajo en equipo y el respeto”, comenta.

A pesar de la incertidumbre que Natalia confiesa haber sentido con la llegada de Aira a su club, ahora esta entrenadora valora muy positivamente contar con ella en su equipo. “Personalmente me enriquece el corazón saber que estoy ayudando en el desarrollo de la actividad física de Aira, me sorprende día a día el ímpetu que tiene por aprender. Cada entrenamiento con Aira es un nuevo reto (ya que intento que cada día aprenda un ejercicio nuevo) soy exigente con ella porque confío plenamente en sus capacidades”, señala.

Dentro de las muchas habilidades de la Aira como gimnasta, Natalia destaca “su flexibilidad, pero más aún su constancia, entrega y esfuerzo. “Siempre tiene ganas de seguir aprendiendo y mejorando, la complicidad que le une a sus compañeras de quipo y la sonrisa que siempre tiene con cada una de nosotras”.

Por otro lado, la entrenadora detalla que lo más complicado para su alumna es el control de su cuerpo precisamente por su flexibilidad, pero por suerte, sus padres han elegido un deporte que favorece el fortalecimiento de músculos y estructura ósea que tanto le beneficia.

Otro de los puntos positivos que ha supuesto la llegada de Aira al club Es vedrà es la complicidad que se ha creado entre las pupilas. “Mis alumnas a diario se ofrecen ayuda, apoyo y ánimo en cada uno de los ejercicios para seguir avanzando unidas. Estoy muy orgullosa de los valores en mi equipo”.

Teniendo en cuenta el gran resultado de la incorporación de Aira a su club, su entrenadora quiere lanzar un mensaje que anime a otros técnicos deportivos en relación a la inclusión de alumnos con síndrome de Down en sus equipos. “Si tienen la oportunidad, es una experiencia maravillosa poder compartir y aprender de cada uno de ellos. Todos merecemos la oportunidad.

Por otro lado, Natalia también quiere recalcar la importancia del papel de los padres de niños y niñas con síndrome de Down para fomentar su inclusión en el deporte. Por ello les anima “a que dejen atrás los miedos”. “Muchas veces sin darnos cuenta, limitamos a los niños y niñas pensando que no van a poder llevar algo a cabo o mucho peor, pensamos que rechazo social”.

“Ofrecedles la oportunidad. La actividad física mejora la autoestima, la autonomía personal, la comunicación y concentración y una mayor coordinación”.

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