“Cuando empezó el COVID, la situación en la residencia era muy complicada, pero ahora he vuelto a trabajar y estoy muy contenta”
María Vilda es una joven de 36 años que trabaja en la residencia de mayores “Los Jazmines”, en Haro, La Rioja, como personal de apoyo en el área de atención a los residentes desde hace más de 7 años. Ella está encantada con su trabajo, sobre todo después de los cambios que ha supuesto la pandemia.
Cuando la situación provocada por el COVID comenzó a ser muy delicada, muchos ancianos de la residencia enfermaron, no se podían recibir visitas y el personal de la residencia tenía que trabajar con equipos de protección. Todo ello, supuso un gran reto para Maria, quien comenzó a encontrarse mal, a estar de baja y finalmente, a no trabajar durante más de un año.
Según nos explican desde su asociación DOWN LA RIOJA ARSIDO, “durante esos meses, María estuvo en el domicilio familiar, con sus padres, ayudando en las tareas de la casa y esperando pacientemente a que la situación mejorase”.
“En un primer momento, su estado de ánimo era bueno y María estaba entretenida, disfrutando de pasar tiempo con su familia, pero comenzamos a notar que María estaba más decaída y enlentecida a la hora de dar respuesta, realizar determinadas tareas. Echaba de menos trabajar y no comprendía, muy bien, qué era lo que había sucedido con su trabajo”.
Ante la aparición de estas señales de alarma, desde la asociación aconsejaron la incorporación al trabajo de María y la progresiva vuelta a la normalidad. “La familia presentaba sentimientos encontrados; Por un lado, el miedo, la duda, la incertidumbre que generaba una situación tan inestable y cambiante. Por otro, la certeza de que la rutina y la ocupación laboral de María era positiva para ella, para su desarrollo personal”.
Finalmente, María se reincorporó a su puesto de trabajo a mediados de febrero del 2021, y volvió a desempeñar sus funciones de acompañamiento a los ancianos y apoyo al resto del personal de la residencia –sacar la colada, repartir batidos, ayudar a auxiliares a preparar la mesa y comida, trasladar a residentes en silla de ruedas de sus habitaciones a los salones…-
A su vuelta, la joven necesitó apoyo de la entidad riojana, pero en seguida volvió a sentirse segura. “Ahora estoy muy contenta”, asegura María.
“Cuando empezó el COVID la situación en la residencia era complicada. A los pocos días, nos mandaron a casa y no pude volver a trabajar. En casa estaba contenta, al principio, pero, luego, estaba más aburrida y no entendía por qué no podía ir a trabajar”, explica María, que además destaca que “echaba de menos a las compañeras, estar con los abuelitos y las tareas que hacía todos los días”.
“Tiempo después, me dijeron que podía volver a ‘Los Jazmines’ porque el puesto de trabajo era mío. Yo no lo sabía. También me dijeron que podíamos buscar trabajo en Logroño, para que no tuviese que madrugar tanto, coger el autobús hasta Haro… Yo dije que no, quería ir donde siempre, con los abuelitos, mis compañeras, a hacer las cosas que ya sabía”.
Desde la residencia ‘Los Jazmines’, Noelia García, apoyo natural de María y psicóloga del centro, Ainhoa Rufían, administración, y Ana Isabel Abecia, jefa de supervisoras, nos explican que están muy satisfechos y agradecidos por la incorporación de María. “En todo momento, ha sido muy respetuosa, agradable y sincera tanto con las compañeras como con los residentes y, hasta hoy, nos ha demostrado que se siente agradecida y feliz con nosotros. Además, es muy responsable y puntual, y tiene mucho mérito, pues María se traslada 50 km todos los días en autobús. Actualmente, los compañeros manifiestan encontrarla más contenta que nunca, desarrollando sus tareas con energía y mucho más cercana con todos”.
Para la inclusión laboral de María, con un contrato indefinido de 20 horas semanales, ha sido imprescindible el acompañamiento de su asociación, En un primer momento, a través del preparador laboral y, a lo largo del tiempo, realizando seguimientos periódicos con su apoyo natural.