Testimonio27 Feb 20247 minutos de lectura

“Privar a nuestro hijo de su derecho a pertenecer a una sociedad era una irresponsabilidad que no estábamos dispuestos a asumir”

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Entrevistamos a Mónica Estacio, madre de los mellizos Isaac y Gabriel, de 10 años de edad. Isaac, tiene síndrome de Down y está encantado con su colegio, Nuestra señora de la Consolación, al que acude junto a su hermano.

Mónica nos explica cómo es el día a día de Isaac en su colegio, cómo ha sido el proceso hasta llegar a una educación inclusiva y cuál ha sido su papel como madre y como defensora de este modelo educativo en referencia a la escolarización de su hijo.

-¿Han estudiado tus hijos en otros colegios antes? ¿Por qué?

Estuvieron en la Escuela Infantil Sol Solito y en el Colegio Infanta Leonor. En este último, tuvimos muchos problemas y decidimos cambiar de escuela en busca de una con mayor apertura, ganas de colaborar con la familia y transformarse hacia prácticas inclusivas. Salimos de ahí enfadados, pero cada paso trae oportunidades y en este centro, tuvimos el privilegio de conocer a un orientador que cambió nuestro rumbo , Pablo Colotta, quien confirmó nuestra dirección y nos dio el impulso para seguir luchando por una educación digna para nuestro hijo.

-¿Por qué queríais que Isaac estudiase en un colegio ordinario?

No concebimos una educación, si no es para todos. Privar a nuestro hijo de su derecho a pertenecer a una sociedad y al resto de niños de conocer a personas diferentes, era una irresponsabilidad demasiado grande que no estábamos dispuestos a asumir. Una sociedad inclusiva sólo llega si se vive el respeto a la diferencia ya desde la escuela. Es necesario estar para poder participar y progresar.

-¿Cómo ha sido el proceso para que Isaac estudie en su colegio? ¿Habéis tenido que hacer algún trámite diferente a los de su hermano?

Muy a pesar nuestro, Isaac es un alumno considerado de ¨necesidades educativas especiales¨, etiqueta que le plantaron nada más pisar una escuela, por lo que, a partir de ese momento, sus trámites escolares son realizados a través de los equipos de orientación educativa. No elegimos la escuela donde está, como otros tantos padres en situación similar, y llegamos hasta aquí tras una gran lucha con la Consejería de educación. Al final, da igual donde vayas, porque siempre habrá que seguir batallando. No se trata de hacer favores, ni de permitir estar, se trata de derechos y lograr pertenecer.

-¿Cómo valoras la experiencia de la educación inclusiva con Isaac?

Isaac está rompiendo moldes, dejando caer estereotipos, luchando por dejarse ver y ganando su pertenencia en el aula. Es un niño muy inquieto con tremendas ganas de aprender y luchar por su espacio. No siempre es fácil encontrar herramientas ajustadas a sus necesidades y que sean atractivas para él, pero poco a poco, gracias al trabajo en conjunto de la escuela y la familia, vamos logrando que sea alumno, compañero y estudiante. A fin de cuentas, ¿qué es la educación? Pues como decía Peter Gray, ¨la educación debería ser la suma de cosas que necesitamos los humanos para tener una vida significativa y que nos permita vivir en la cultura a la que pertenecemos¨.

-¿Qué le aporta a Isaac estudiar en un colegio ordinario?

Amistad, retos, esfuerzo, disciplina, trabajo en equipo, habilidades sociales y emocionales, aprendizaje, participación, reglas, juego, risas, lloros…¡le aporta una vida sin burbuja¡

-¿Cuál es el papel de los padres en relación a la educación inclusiva?

Creo que es vital y que somos un actor imprescindible para la obtención de buenos resultados. Es importante usar las mismas tácticas, habilidades, metodologías y sinergias para que él sienta que, aunque somos espacios totalmente diferentes. En ambos hay enseñanza y elementos de motivación para provocar deseos de aprendizaje. Hay que motivar para que aprenda explorando con seguridad lo que es relevante para él, desde las fortalezas, sin fijarnos en sus debilidades. Creamos expectativas sobre lo que nuestros hijos “deberían saber” según el curriculum y no saben. Esto es lo que hace una adaptación curricular una adaptación curricular significativa ), mostrarnos y trabajar sobre sus debilidades para lograr ¨una normalidad¨.

No se trata de trabajar para el futuro porque la vida ocurre ahora. Hay que confiar en ellos y sus procesos, aunque sean diferentes. La educación no es algo que alguien nos tiene que dar, nos tiene que evaluar, sino algo que debemos construir dependiendo de nuestras necesidades para llegar a esa vida significativa en la sociedad a la que pertenecemos, como dijo Gray.

-¿Qué papel juega Gabriel, el hermano de Isaac?

Es su ¨hermano mayor¨, su héroe, su pasión, su ejemplo a seguir, su fuente de risas, su mejor amigo; en otros momentos es su cruz, su maestro, su tutor, su fastidio …

-¿Le gusta a Isaac su colegio? ¿Y a Gabriel?

Ambos van contentos al colegio. Creo que han encontrado un lugar donde son respetados, escuchados y acompañados. Hay mucho que trabajar, pero hemos decidido caminar todos juntos.

-¿Cómo crees que avanzará la educación de Isaac?

Nunca dejaremos de creer en las inmensas posibilidades de aprendizaje que tiene. Estamos convencidos de que la vida es una escuela y vivimos rodeados de estímulos y momentos que aprovechar para llevarle cada vez más lejos. Él llegará hasta donde quiera hacerlo, nosotros estaremos atentos para que nadie le bloquee ese camino. El aprendizaje está en todo lado y sucede en todo momento. Creo que, tanto los educadores como los padres, deberíamos ser meros mentores que acompañemos, de manera proactiva, las inquietudes del niño, bajo una disciplina positiva.

-¿Cómo es el ocio de Isaac?

Isaac hace deporte: taekwondo y rugby, dos actividades que le gustan mucho y ocupan tres de sus tardes a la semana. También le gusta la música y ha picoteado el violín y piano. Le encanta ir a nadar y a jugar a baloncesto. El cine, teatro … no hay ningún lugar al que se niegue ir y hay pocas actividades que no desee intentar. Es aventurero y no conoce la palabra miedo.

-¿Tiene amigos en el colegio?

Tiene compañeros, creo que la amistad llega tras muchos años de compartir experiencias y no solo por compartir aula. Vivimos fuera del barrio de la escuela y eso no ha ayudado para profundizar mucho la amistad fuera del colegio. Comparte cumpleaños y salidas, excursiones y actividades sin ningún problema de socialización. Su Club de rugby, también es su casa.

-¿Qué beneficios le aporta el ocio/amistades inclusivas?

 Lo mismo que a cada uno de nosotros, igualdad, libertad, respeto, alegría, emociones, crecimiento, amor.

-¿Qué crees que debería mejorar en la educación inclusiva según tu experiencia?

La mirada, la sensibilidad hacia la diferencia, el respeto que merece su diversidad, la formación en metodologías flexibles de una manera continua, aptas para todos y a través de proyectos de investigación. Lugares físicos y cognitivamente accesibles, amigables, democráticos, donde se escuche la voz de los niños y sus temas de inquietud, se permita la colaboración de las familias y se haga comunidad. Un lugar repleto de valores donde haya espacio para todos y donde, gracias a esas diferencias, obtengamos una cultura rica y respetuosa.

-¿Qué pedirías al Gobierno en ese sentido?

 Que cumpla las leyes, que luche por una educación equitativa y dote a los centros de los recursos personales y materiales necesarios para llevar a cada alumno hasta su máxima excelencia. Que en las universidades se escoja a los mejores, porque ser maestro, pedagogo, educador, es moldear vidas. Le pediría que invierta en educación y sanidad si desea crear un mundo sostenible y amigable, basado en la cultura de la paz y la humanización.

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