II Congreso Gallego sobre SD: “Hay que fijar límites y ayudar a que se cumplan”
La psicóloga de la Asociación Down Ferrol, Mercedes Alonso, resaltó durante el II Congreso Gallego de Síndrome de Down que lo fundamental consiste en que la sociedad vaya normalizando la situación entre las personas con síndrome de Down y las que no lo tienen. Por ejemplo, dijo, dejando que los hijos o hijas sean los encargados de realizar sus tareas diarias, porque «la tendencia habitual es a perdonar las cosas mal hechas, y el perdón no enseña».
Alonso puso el énfasis en tratar a los hijos con Síndrome de Down «como a cualquier otro hijo, ya que la integración en la familia es el primer paso para la integración social».
Hay que fijar límites y ayudar a que se cumplan, dice la psicóloga Alonso. La integración es un camino muy largo, y como todas las personas, un chico o chica con Síndrome de Down ha de ir superando pruebas en la vida.
Una situación bastante frecuente en las familias, continúa Mercedes, es que uno de los hijos haga las veces de padre del hermano con síndrome de Down, lo que puede llegar a limitar su propio proyecto de vida.
En la misma línea, el profesor de Educación Social de la Universidad de Barcelona, Josep Ruf, habló sobre la filosofía del programa «Me voy a casa», de la Fundación Catalana de Síndrome de Down.
El proyecto pretende «contribuir al desarrollo de las actividades de la vida diaria, posibilitar su autonomía y promover su integración social como un miembro más».
Evitando el tradicional servicio asistencialista, Josep Ruf sostuvo que el carácter fundamental de «Me voy de casa» es su voluntariedad, pues la propia persona con síndrome de Down tiene que decidir por sí misma si le interesaba o no autogestionar su vida.
El profesor de la Universidad de Barcelona terminó sentenciando que «cuando la necesidad se convierte en exigencia» la mayoría de las personas con discapacidad intelectual son capaces de resolver sus propios problemas.
La mayoría de personas que solicita este servicio sigue siendo mayor de 40 años, y generalmente a consecuencia de la pérdida de los referentes que suponen la desaparición de sus padres. Por ello, Josep Ruf incidió en la necesidad de empezar estos proyectos lo antes posible, para evitar que la emancipación coincida con el inicio del envejecimiento de la persona con discapacidad.